El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado la implementación de aranceles adicionales por un total de 18.000 millones de dólares sobre las importaciones de productos procedentes de China. Entre los sectores más afectados se encuentran los vehículos eléctricos, cuyos gravámenes se incrementan del 25 % al 100 %.
El aumento de los impuestos sobre los vehículos eléctricos chinos es la más reciente acción tomada para prevenir la inundación de automóviles económicos que algunos estadounidenses temen podría afectar negativamente a su industria automotriz.
Los eléctricos chinos son una amenaza para los vehículos producidos en las plantas estadounidenses, tanto para los fabricantes locales (General Motors, Ford, Stellantis y Tesla, entre otros) como para los extranjeros (Hyundai, Volkswagen y Mercedes-Benz, principalmente).
El anuncio fortalece la posición de Biden para las elecciones presidenciales de noviembre al alinearlo con el poderoso sindicato United Auto Workers (UAW), crucial en la movilización del voto de los trabajadores estadounidenses.
El fabricante BYD es el ejemplo más habitual, siendo que, en 2023, vendió la cifra récord de 3 millones de vehículos eléctricos, lo que lo convirtió no solo en el mayor fabricante chino de eléctricos sino también del mundo, superando a Tesla.