Estados Unidos ha fortalecido las regulaciones sobre las emisiones de automóviles con el fin de impulsar el cambio hacia los vehículos eléctricos de manera más rápida y efectiva.
Estas normas finales otorgan más tiempo y flexibilidad a los fabricantes para alcanzar los nuevos objetivos de emisiones de CO2. “Estos estándares de contaminación, los más estrictos hasta ahora para los automóviles, refuerzan el liderazgo de Estados Unidos en la construcción de un futuro de transporte limpio”, afirma en un comunicado, Michael Regan, jefe de la Agencia Estatal de Protección del Medio Ambiente (EPA).
El gobierno norteamericano no fija una cuota específica de ventas de vehículos limpios, pero restringe gradualmente las emisiones autorizadas por año para los automóviles nuevos de cada fabricante.
El límite se bajó para los primeros años (2027-2030). Para entonces, los estándares de emisiones de CO2 representarán una reducción de alrededor del 50 % en comparación con las normas para los automóviles de 2026, informa la EPA.
Las nuevas normas deberían permitir evitar la emisión de 7.200 millones de toneladas de CO2 de aquí a 2055, según la EPA.
El Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, una asociación ecologista, estimó que las medidas van “en la dirección correcta”.