Al terminar el año, la electromovilidad se ha consolidado como una de las principales revoluciones del sector transporte a nivel mundial. Las cifras muestran que las ventas de vehículos eléctricos están superando los 20 millones de unidades en 2025, lo que sitúa estos vehículos en más del 25 % de las ventas globales de automóviles nuevos, un hito para la industria automotriz y la transición hacia energías más limpias.
Este crecimiento ha sido constante durante todo el año. Según datos del sector, las ventas globales de vehículos eléctricos crecieron cerca de un 28–29 % en comparación con el año anterior, con China liderando la adopción y Europa y otras regiones apuntalando cifras importantes de ventas y registros. La rápida evolución tecnológica —con baterías más eficientes, mayor autonomía y costos en descenso— ha facilitado que consumidores y empresas opten por alternativas eléctricas frente a los vehículos con motores de combustión interna.

En este contexto global, Paraguay también empieza a destacar, aunque desde una base más pequeña. Las importaciones de vehículos híbridos y eléctricos registraron un salto interanual de 62,8 %, alcanzando 3.475 unidades en el acumulado del año, según datos de la Cámara de Distribuidores de Automotores y Maquinarias (Cadam).
El avance en Paraguay se produce en un momento en que la infraestructura de carga, incentivos privados y conciencia ambiental generan condiciones más favorables para acelerar la electrificación del transporte. Aunque la participación de los vehículos eléctricos en el parque automotor es todavía modesta comparada con países más grandes, el ritmo de crecimiento indica un cambio de tendencia que podría consolidarse en los próximos años.

De cara a 2026, la electromovilidad se proyecta como un eje central de la transición energética global. Paraguay, comienza a integrarse a esta tendencia mundial, con un camino de oportunidades por delante que combina sostenibilidad, innovación y desarrollo.
Este panorama —con cifras globales de penetración cada vez más altas y un Paraguay que pisa el acelerador en importaciones y adopción— muestra cómo la electromovilidad está dejando de ser una opción de nicho para convertirse en un componente central de las estrategias de movilidad sostenible, tanto en grandes mercados como en economías emergentes de América Latina.
