El sector automotor en América Latina está experimentando una transformación sin precedentes, impulsada por cambios en el modelo de negocio y avances tecnológicos. Estos factores están promoviendo la consolidación de empresas automotrices más grandes, gracias a las inversiones en constante aumento. Sobre estos y otros temas comenta Martín Bresciani presidente de ALADDA.
Bresciani, presidente de la Asociación Latinoamericana de Distribuidores de Vehículos Motorizados (ALADDA), proporciona una visión exhaustiva acerca de la evolución y los desafíos actuales que enfrenta el sector automotor, incluyendo las tendencias, competitividad y las oportunidades emergentes en la región.
¿Cómo ve el sector automotor en Latinoamérica?
Hemos observado un cambio en los últimos años, uno que se diferencia de las transformaciones previas que hemos experimentado. Comprendemos que ciertos cambios, como la incertidumbre económica y política, son fenómenos permanentes con los que hemos aprendido a convivir. Sin embargo, en la actualidad, nos enfrentamos a un escenario donde estos factores se entrelazan con evoluciones en el modelo de negocios y avances en la tecnología automotriz.
Este conjunto de variables está evolucionando de manera simultánea, lo que genera una mayor incertidumbre en nuestro entorno. Al mismo tiempo, nos impone la responsabilidad de prepararnos de manera más efectiva para afrontar los desafíos que se avecinan. Es importante destacar que la concentración en el sector automotriz está en aumento, debido a la naturaleza más avanzada de la tecnología involucrada. Esto, a su vez, conlleva inversiones de mayor relevancia.
Es probable que los países sigan experimentando un crecimiento en términos de volumen en la industria automotriz. No obstante, es importante tener en cuenta que el número de actores en el mercado automotriz de cada país disminuirá con el tiempo, dando lugar a empresas más grandes y sólidas.
¿Quiere decir que hay más oportunidades para el sector?
Sí, existen oportunidades en esta industria automotriz en constante evolución. La introducción de la electromovilidad sin duda creará nuevas perspectivas de negocio, especialmente en el ámbito financiero. Esto se debe a que los vehículos eléctricos tienden a tener un costo inicial más elevado, lo que podría impulsar la demanda de opciones de financiamiento. Además, habrá oportunidades para comercializar la infraestructura de carga necesaria para estos vehículos y brindar servicios de capacitación a los propietarios, ya que tienden a requerir menos mantenimiento.
En cuanto a la electromovilidad y transporte público, ¿cómo ve el sector y qué están haciendo para seguir incentivando ese transporte público eléctrico?
Chile ha seguido el ejemplo de China en la adopción temprana del transporte público eléctrico debido a desafíos ambientales significativos. La electromovilidad se considera una necesidad, no solo una tendencia, con un enfoque en hacerla accesible para quienes no pueden comprar un vehículo privado. La decisión de implementar 1800 autobuses eléctricos en Santiago fue crucial para abordar la contaminación del aire y promover la inclusión social en el transporte público, avanzando hacia un futuro más limpio y accesible en términos de movilidad en Chile.
En este contexto, ¿cuál es el desafío actualmente?
Es extender la electromovilidad a las provincias. Aunque estas áreas no enfrenten los mismos problemas de contaminación que la capital, es importante que el progreso y la modernización no se concentren únicamente en la ciudad principal. Esta crítica, que señala que todo lo avanzado se queda en la capital, afecta la cohesión social y dificulta los esfuerzos de descentralización.
Para promover un desarrollo equitativo y sostenible, el futuro debe expandirse hacia otras ciudades y regiones. Chile ha realizado una inversión significativa en este sentido, al igual que Colombia, y creemos que esta iniciativa puede servir de ejemplo y expandirse hacia países vecinos como Brasil y otros lugares. El objetivo es que el avance en electromovilidad y sostenibilidad se convierta en un motor de desarrollo para todo el país y la región.
Y esa sinergia que se dio entre el sector público y el sector privado para el transporte público, ¿cómo fue en Chile?
La clave radica en el establecimiento de una sólida relación profesional entre los gremios y los ministerios. De acuerdo con la ley de lobby en Chile, debemos solicitar reuniones de manera formal para mantenernos informados sobre las medidas en curso y proponer agendas de desarrollo. Los ministerios ganan prestigio al demostrar su compromiso con nuestro sector, pero a menudo se encuentran inmovilizados por la falta de dirección.
Es fundamental crear un plan estratégico compartido, que sea tanto público como privado. Las inversiones, en muchos casos, deberán ser de carácter público para garantizar la productividad y evitar, por ejemplo, pérdidas de tres horas diarias en desplazamientos.
¿Cómo hacemos para bajar de 3 a 2?
Bueno, habrá que construir caminos.
¿Cuántos caminos se necesitan?
Se necesitan 4.000 kilómetros, pero los más urgentes son 600.
¿Hacia dónde tienen que ir esos 600 kilómetros?
Hacia los aeropuertos, terminales de carga y ferrocarriles, varían según cada país. En el contexto de los centros turísticos, las personas que antes dedicaban una hora y media en autobús para llegar al trabajo, ahora pueden hacerlo en 45 minutos utilizando el tren de cercanías. Esto mejora su productividad, su bienestar y su calidad de vida.
Es responsabilidad de los gobiernos demostrar que sus políticas están diseñadas para mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos, no solo para beneficiar a su partido político en determinadas áreas. Al impulsar políticas a largo plazo que traten equitativamente a toda la población, especialmente a los más vulnerables, se contribuye a fortalecer el tejido social y a restaurar la confianza en la política, que actualmente se encuentra desacreditada en nuestro país.
«Es posible que los países continúen experimentando un crecimiento en la industria automotriz, pero con el tiempo habrá menos empresas en cada mercado, lo que dará lugar a compañías más grandes y sólidas».
Bresciani