Para que México se convierta en un líder en electromovilidad en la región, es crucial que el nuevo gobierno enfoque sus esfuerzos en desarrollar la infraestructura energética adecuada. Esto permitirá a las empresas dar el salto hacia la reducción de sus emisiones de carbono para 2030.
“Creemos que México puede apoyar las estrategias que quieran enfocarse en la movilidad eléctrica en los próximos seis años”, considera Francisco Santillana, presidente de la Asociación Mexicana de Impulso al Vehículo Eléctrico (AMIVE).
Las recientes políticas estadounidenses que reducen los incentivos para la compra de autos eléctricos e imponen aranceles a las importaciones de autos eléctricos, podrían disuadir a los fabricantes de automóviles de establecer operaciones en México, lo que los impulsaría a buscar nuevos mercados.
“Las empresas globales deben reducir sus emisiones para el 2030 y planificar cuidadosamente sus esfuerzos en favor de la electromovilidad”,
Francisco Santillana, presidente de la AMIVE.
Se anticipa que la nueva administración mexicana, liderada por la presidenta electa Claudia Sheinbaum, fomente un entorno propicio para la electromovilidad.
Su plan incluye apoyar los sistemas de transporte masivo eléctrico en las principales ciudades del país, además de acelerar la transición hacia esta tecnología. Esto será posible con la actualización de los estándares ambientales para los vehículos y la implementación de políticas relacionadas que se espera que beneficien al mercado de flotas.