El problema entre Israel e Irán ha generado repercusiones inesperadas fuera del campo de batalla: las autoridades israelíes han ordenado evacuar todos los vehículos eléctricos de sus principales puertos, como medida preventiva ante posibles ataques.
La decisión afecta a terminales clave como Haifa y Ashdod, donde miles de autos eléctricos importados estaban almacenados. El motivo principal es el riesgo de incendios difíciles de controlar en caso de impacto con misiles, especialmente debido a las características de las baterías de estos vehículos.

Aunque los autos eléctricos no se incendian como los de combustión, sus baterías pueden liberar gases peligrosos al sobrecalentarse, complicando el trabajo de los bomberos en situaciones de emergencia.
Israel, que en 2024 registró un crecimiento del 27,9 % en ventas de vehículos eléctricos, con una participación destacada de marcas chinas como BYD, Xpeng y Zeekr, se ve obligado ahora a reorganizar su logística.
Las unidades están siendo trasladadas a depósitos alejados de zonas costeras y estratégicas. Esta medida refleja cómo la guerra impacta directamente en sectores civiles y emergentes, como el de la movilidad eléctrica, obligando a gobiernos y empresas a adaptar sus operaciones para evitar mayores pérdidas y mantener el impulso del mercado.